miércoles, 16 de marzo de 2011

LEALTAD Y FIDELIDAD

Tropas jurando fidelidad en Transilvania
"...Guardando fidelidad al dirigente de turno aunque cambie de rumbo, nos lleva, inexorablemente, a rendirle pleitesía..."
Son dos conceptos que se suelen confundir. Lealtad no es lo mismo que fidelidad, y viceversa. En los últimos tiempos, depende de a qué ( o a quién ), éstas dos palabras pudieran tomarse cómo un don ó cómo un defecto. En la actualidad está muy de moda guardar lealtad a unas siglas o una institución. Aunque ello nos lleve a ser infieles a nuestras propias ideas o principios.
Si un individuo es militante de una institución y los dirigentes traicionan los principios de ésta, el militante si es leal a sus ideas y las de la institución, debe de marcharse, pues los dirigentes del momento le han sido infieles a los individuos militantes, o sea, no leales a los principios de éstos. Ahora bien, si el susodicho individuo es fiel al dirigente, y se inscribe o milita en la organización tras éste haber llegado a la dirección, entonces le debe fidelidad a su líder.
Éstos últimos años, en los que la fidelidad está en tan en baja estima ( incluso en lo más privado del individuo, llámese esposo o esposa ) y que la sociedad lo da por bueno, no es lógico, ni siquiera equitativo hablar de fidelidades a partidos, organizaciones o personas que no sean leales con los principios del individuo.
El Sr. Zapatero ha sido desleal con los principios socialistas que generaron la creación del PSOE. Si ahora los barones del partido se desbocaran cada uno para su casa, se les tacharía de infieles o, lo que es peor, de traidores, cuándo ha sido el primero el que ha traicionado a la propia esencia de la organización. No es nuevo que en " petit comité " ( dónde suelen hacer sus críticas los miembros de las organizaciones a sus líderes ), basándose en el " off the record ", pongan a parir a sus dirigentes, pero la imagen que suelen proyectar al exterior suele ser de fusión, de estar compactados y de ser fieles a su dirigente. Ésto no hace más que alejarlos de la realidad y ser injustos con ellos  mismos. Guardando fidelidad al dirigente de turno aunque cambie de rumbo, nos lleva, inexorablemente, a rendirle pleitesía.
El ser humano no debe estar obligado a nadie, simplemente a su compromiso consigo mismo. Ésto es lo que le hace ser leal a unas ideas y unos principios y, en caso que algún dirigente de alguna organización traicione éstos principios, sin lugar a dudas hay que dejarla.
No todo vale para la política. El que para él todo es el partido, hace todo por el partido. Sin embargo, el defender unas ideas ( en cualquier ámbito ), le hace a uno ser más leal, más fiel con su interior. Cuando uno es leal o fiel con las personas antes que a sus principios, tiende a caer, irremediablemente, en la injustica y la traición a sí mismo, a la misma vez que a otras personas.
Debemos darle a éstas palabras el significado exacto de lo que queremos exponer, de lo contrario caemos en el error de confundir a los demás, y a uno propiamente. Tenemos la obligación de detectar cuándo éstas dos palabras son cualidades o defectos. Así no nos tendremos que juzgar.
Una forma fácil de reconocerlo es si traiciono a mis principios por el bien de un nombre, o una marca, estoy siendo desleal e infiel con mi pensamiento y convierto esas palabras en un gran defecto. Si, por el contrario, la marca cambia de parecer, traicionando mis principios y me marcho, entonces, sólo entonces, éstas palabras significan un don.

No hay comentarios:

Publicar un comentario