" De nada sirve la frase " no tienen un cheque en blanco". Sí lo tienen, lo tienen durante cuatro años"
Los ciudadanos españoles, por muy manida que sea la respuesta " el pueblo es sabio ", en muchas ocasiones no conocemos lo suficiente el sentido de nuestro voto cada cuatro años. De otra manera, no se entienden mensajes que poco, o nada, tienen que ver con nuestra participación y lo que supone.
Dentro de una democracia, quizás lo más importante, es que cada cuatrienio ( si no se adelantan elecciones ) - cosa aconsejable en los tiempos que corren - somos todos los ciudadanos, mayores de edad, los llamados a elegir a nuestros gobernantes. Ésto es de perogrullo. Sin embargo hay detalles que se nos van de las manos y queremos luego remediarlo sin posibilidad de ello.
Lo fundamental que debemos entender es que ( a cambio de lo que se expresa en muchos ámbitos ) al gobernante elegido le damos confianza para tomar decisiones y medidas durante ese período. Le damos, lo que se suele llamar, un cheque en blanco. Si no entendemos ésto, difícilmente podremos corregir antiguos errores.
Cuando depositamos la papeleta en la urna, le estamos dando pie a elaborar leyes, derogar otras, aprobar decretos. En fin, a tener el poder con mayúsculas. De nada sirve la frase " no tienen un cheque en blanco". Sí lo tienen, lo tienen durante cuatro años. Nosotros se lo hemos dado con nuestra confianza en un "programa electoral" que nunca se cumplirá. Con impresionantes trucos de magia, tal Juan Tamaríz, sacan de la chistera cualquier explicación vana para excusar un cambio en sus políticas. Y nosotros quedaremos hipnotizados y, el que no quede, no le queda otra que la pataleta o el cabreo.
Así, sólo así, se puede entender que un gobierno de "izquierdas" congele pensiones, recorte en ayudas, genere paro y, lo que es peor, estafe a sus votantes. Prometo y prometo hasta que te la meto, y una vez metido al c.... lo prometido.
Ésto no es óbice para que las decisiones que en cada momento tomen puedan, y deban, ser objeto de críticas y opiniones. Que el camino recorrido durante su mandato por el gobernante tenga que ser fiscalizado por la oposición - que ésa es su misión - y que, llegado el caso, se usen las instituciones superiores si el cargo no es llevado con la legalidad que nos da la Constitución Española del 78.
En ello tenemos mucho que hacer desde la pobación. Debemos enfrascarnos en la búsqueda de soluciones para nuestros problemas cotidianos y colaborar en crear un marco y un ambiente mejor para la colectividad. Ésto no significa que tomemos el mando, pero sí ayudar con nuestras percepciones, a hacer volver al camino que llevó al gobernante de turno al poder.
Por lo tanto, cuando volvamos a depositar nuestro voto en una urna, pensemos que durante cuatro añitos le daremos vía libre al que sea para que haga y deshaga a su antojo. Dé subvenciones estériles a SGAEs o entre en conflictos laborales sin sentido. Ahora subo los impuestos, ahora hago menos inversión. Más tarde recortaré los derechos a los trabajadores, e incluso los haré culpables porque se tienen que sentir privilegiados, o trataré con actitud autoritaria a quién me venga en gana. Todo ello debemos sopesarlo en una balanza cuando ejerzamos nuestro derecho, y deber, constitucional. Sería aconsejable realizar un estracto "tipo banco", con el debe y el haber del gobernante de turno y realizar un análisis para que no nos vuelva a engañar cómo a chinos.
Si me engañan una vez, la culpa es del otro. Si me engañan dos, la culpa es mía. No seamos culpables de los mismos engaños, de otros hacia nosotros, elecciones tras elecciones. Démosle un cheque en blanco a quién, habiéndoselo dado antes, no lo dilapidó o, si lo hizo, a otra nueva persona que, al menos, no nos haya fallado anteriormente.
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