Resulta paradójico la injusticia de la justicia. Cada día son más los abogados, miembros de los cuerpos y seguridad del Estado, e incluso jueces y fiscales, que dudan de la legalidad y del resultado de los juzgados de Violencia de Género.
Que el hombre maltratador sea castigado con toda la fuerza de la ley, es lo deseable por todos. Es más, deberíamos de endurecer algunas de las leyes existentes. Pero de ahí a juzgar sin ser juzgado, criminalizar al hombre, por el hecho de ser hombre, va un abismo.
Se están detectando multitud de denuncias irregulares presentadas por mujeres en el ámbito de la Violencia de Genero. En muchos casos por la rapidez con la que, a través de ellas, se pueden tramitar separaciones y divorcios.
La libertad individual es un derecho fundamental de toda persona, sea hombre y mujer. Ya, la Constitución Española en su Capítulo II, Artículo 14 reza lo siguiente:
CAPÍTULO II.
DERECHOS Y LIBERTADES.
Artículo 14.
Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
La duda sobre los juzgados de Violencia de Género y las leyes al amparo de éstos, es inevitable. De ello ya dudaban abogados cómo Luis Romero, prestigioso abogado, en el año 2007. O bien la Juez Decana de Barcelona, y también el Juez de familia D. Francisco Serrano de Sevilla. Éstos, los profesionales que cada día ven casos y más casos, son los más cualificados para catalogar y evaluar la función social de una ley, y éstos, cada día más la ponen en duda.
¿ Porqué?. En principio porque rompe con el principio de igualdad de sexos y vulnera el citado Artículo 14 de la Constitución Española. Además, se criminaliza al sujeto sin pruebas y simplemente por ser hombre. Ésta es, pues, una ley sin garantías constitucionales para los detenidos, pero a su vez, es una ley sin garantías físicas para las víctimas. El manido argumento de que el maltrato era una práctica heredada y que lo llevaban a cabo personas retrógradas y venidas del pasado se ha caído cómo un castillo de naipes, pues cada vez se comenten más delitos en edades más tempranas. Podemos asegurar, pues, que la educación es el eje fundamental de la erradicación de éste mal endémico de la sociedad. Así lo afirma un informe publicado en 20 minutos que asegura que "la violencia de género comienza en la adolescencia". Edad, ésta, dónde la ley es mucho más suave con los delitos violentos debido a la "Ley del menor". De todos es sabido que el árbol hay que guiarlo desde pequeño, y si desde pequeño le damos una flexibilidad mayor a la deseada, pues el árbol crece a su manera.
Por otra parte, la Ley de Violencia de Género no ha reducido el número de víctimas asesinadas por manos de un hombre en el ámbito familiar y/o sentimental. En lo que va de año, hemos superado en seis las víctimas mortales en el mismo período del año 2009 ( Incluyendo dentro de éstos las víctimas a 31 de Julio ), elevando la cifra a 38.
La masificación de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, se debe, en muchos casos, a un alto número de denuncias irregulares por parte de mujeres que, aparándose en ésta ley, no dudan en acudir a los Cuerpos de Seguridad del Estado para ensañarse con su pareja o ex-pareja, escudándose en una Ley pensada para las mujeres que verdaderamente sufren éste tipo de vejaciones. Es una falta de sensibilidad y de solidaridad terrible, y temible, con las verdaderas víctimas de maltratadores.
Cada día son más los hombres que se ven cómo desechos humanos ante las medidas que se toman tras una denuncia de éste tipo. Los mismos hechos y conductas realizados por una mujer son considerados faltas, mientras que si el que lo comete es un hombre es delito. Llegados a éste punto, se podría pensar que cada año se destruyen miles de vidas sin pruebas. De hecho, en España, antes de la llegada de ésta Ley, ya teníamos Leyes y Tribunales suficientes si se aplicaran las leyes con prontitud y con esmero. Los jueces están hartos de denunciar la falta de medios en todos los ámbitos de la Justicia.
No es Constitucional, ni democrático, ni tan siquiera progresista, vulnerar principios básicos para la persona cómo son la igualdad, presunción de inocencia, tutela judical efectiva, libertad, seguridad, etc.. y máxime si se realizan detenciones preventivas y condenas privativas de libertad por sólo una denuncia de la supuesta maltratada. Un hombre al que han hechado de su casa, separado de sus hijos, y sin un céntimo, dificilmente se puede defender. La situación tse torna más grave cuando una mujer "abandona" a los hijos dejándolo al amparo del padre, y al poco tiempo, vuelve a "hacer valer sus derechos" . Es, en ese caso, cuando un hombre puede pensar que todo el sistema está recomido por un carcinoma del tamaño ede un campo de fútbol y siente una sensación de impotencia e indefensión comparable solamente con la pérdida de un ser muy querido.
Es el momento para que nuestros políticos se pongan a trabajar, redacten una Ley Constitucionlal sin discriminación de género, busquen los porqués del aumento de las mujeres asesinadas y le den una solución al problema, empezando por la reforma de la Ley del Menor y una educación mejor para la convivencia empezando por la adolescencia. Agilizando los tiempos en los procesos de separación y de divorcios, en los cuales, la tardanza en la búsqueda de una solución justa, pone en marcha una espiral peligrosísima que no se sabe cómo puede terminar.
Por el bien de los hombres "maltratados" por el Estado con ésta Ley. Por el bien de las mujeres maltratadas y asesinadas por orates salvajes y que suben cada día en número, y por el bien de nuestro futuro cómo país.
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